lunes, 24 de septiembre de 2018

DE QUE TE SIRVE SENTIR SI NO LO EXPRESAS?

Yo no elegí ser abusada. Simplemente sucedió.

Ya dejé de victimizarme por eso y de sentir que en algún punto me lo merecía. No estoy enojada, no tengo odio en mi corazón. Ya no siento ese rechazo por mí misma ni hacia los demás. Dejé de buscar culpables y de sentirme culpable. Y a él lo pude perdonar. Incluso le tengo compasión, me hubiese gustado poder ayudarlo a ser mejor persona.

Pero a esa niña que me habita, mi niña interior, en ocasiones el mundo le sigue doliendo y pareciendo un sitio muy cruel. Por momentos camina agarrada a mis piernas y moviendo la cabeza en todas las direcciones para ver que nadie se le acerque demasiado. Me cuesta hacerle entender que ahora estoy yo para protegerla y que nada malo va a volver a pasarle, le doy mi palabra. Le explico que el mundo puede ser también un lugar maravilloso si lo miramos desde otra perspectiva. Que no tenga miedo de sufrir porque al final de cuentas cada día que comienza es una nueva oportunidad de hacer algo bueno, de hacer lo correcto. Y hacer lo correcto poco tiene que ver con el reconocimiento ajeno, se trata mas bien de la paz que se siente al tener la certeza de que, aunque nadie nos está mirando, tenemos una conducta elevada. Quizá hacer lo correcto hoy sea compartir este fragmento de mi historia para ayudar a alguien más a reconocer su propio proceso.

La construcción del amor propio, la autovaloración y de lo que a mí me gusta llamar el "egoísmo sagrado" -que se basa en ponerme a mí misma en primer lugar por sobre todas las cosas y evaluar cuál es el verdadero aporte que una persona o situación puede hacerle a mi vida- es una tarea muy ardua pero altamente satisfactoria, quizá el trabajo más difícil pero también el más gratificante que puedas hacer por vos mismo. Merece la pena intentarlo.

Elijo pensar que el transitar por este mundo es un juego de Consciencia. Cuando las cartas se reparten, te toquen las que te toquen, tenes que jugarlo. Y que no gana el que se descarte primero ni el que le saque más ventaja al resto sino que gana aquel que jugando sus cartas, cualesquiera sean, despierte a esa Consciencia suprema que mora en su propio Ser y se instale en ella.