jueves, 30 de junio de 2011

EL DISFRAZ DE MUCAMITA

-Hola, quisiera comprarme un disfraz.

-¿Tenías pensado alguno en especial?

-Sí, el de Harry Potter.

-Pero esto es una casa de lencería erótica…

Miré a la boluda de la empleada con cara de resignación. No tengo el humor de Enrique Pinti, nena. Afortunadamente, mis fieles amigas me festejan las pavadas que se ocurren.

-¿Ah, no? Que macana, che! Entonces mostrame que hay.

La chica desplegó un arsenal de brillos y encajes que me encandiló. Enfermera, muy predecible. Colegiala, básico. Bombera, mmmmm. Policía, me va a atar. Mucamita, servidora. Angelito, virga. Diablita, Puta.

-Dame el de mucamita.

Consistía en un corpiño de encaje muy lindo, unido a una especie de pechera de raso negra con detalles de puntilla, terminaba en una mini pollera que me tapaba bastante el acoplado que llevo por nalgas. Cofia, gargantilla y guantes. Hermoso.

-Me lo llevo. Poneme también unas medias negras y un poco de amor propio para animarme a entrar en eso.

Volvía de vacaciones y no nos veíamos hacía dos semanas. Quería sorprenderlo. Estaba necesitada de afecto además. Estaba reestrenando soltería después de ocho años y éste era la última adquisición. Las mujeres recién separadas, tenemos al menos en principio, la creencia de que todo hombre nuevo puede llegar a convertirse en futuro candidato al altar. Los años, los rechazos y la experiencia después te demuestran que sos la misma boluda de siempre, pero esa es otra historia.
Me trajo Garotos. De los dieciocho bombones que trae la caja- por que sí, los tengo contados- mis preferidos son el de coco y el de banana. Un ejemplar de cada uno, no más. El resto, Serenatas de Amor blancos y negros y otros sabores sin mayor trascendencia.

El disfraz me lo puse cuando llegamos a su casa, le cociné, lo mimé. Fui una mucamita hecha y derecha, una copada. En personaje y metiéndole una actitud bárbara a una situación que a simple vista parece fácil, pero que requiere de una concentración previa y algún componente etílico en el cuerpo, para intentar llevarla con dignidad.

-Dejalo en casa al disfraz. Cada vez que vengas te lo pongo.
Si escuchaba a la psicóloga que llevo dentro, ese pedido bien podría tratarse de una inseguridad suya, de machismo, pero no me molestó darle ese gustito.

-Dejo también los Garotos, así los comemos juntos.

-En la mesa de luz de tu lado. Ahí quedarán hasta que vuelvas.
¡Qué lindo sonaba eso! DE TU LADO. Tener asignado “un lado” en la cama de un tipo que ves hace dos meses con frecuencia regular, era una señal. Al menos un detalle a tener en cuenta.

Nunca más me llamó. NUNCA. Me dolieron más en el alma los bombones de banana y coco que nunca llegué a comerme que los cuarenta pesos que me salió el disfraz. ¿Por qué se quedó con el disfraz y los garotos? Un misterio. Capaz que se los quiso regalar a la rubia cara de bragueta que tuvo por novia poco tiempo después.

martes, 28 de junio de 2011

YO ME QUIERO CASAR... ¿Y USTED?

Hoy me desperté con un espíritu Bradpitesco. Así, como quien no quiere la cosa, me miré en el espejo y me amé. Increíble. Hoy no hay rollos de más, ni celulitis ni estrías que valgan. Nada. No me quedó otra alternativa que enamorarme perdidamente de mí. Y decidí que me quiero casar con esta yo.

Me quiero casar con mi estado idílico, mi costado adolescente intacto. Sonreírle a la gente porque sí, pasar de largo por ir con la cabeza pensando en pavadas, hablando sola y haciendo gestos presumidos, viendo todo lo que sucede con una insoportable actitud optimista y alegre. Me dí un poco de asquito en un momento, algo de vergüenza ajena. El narcisismo me desbordó por los poros, simplemente sucedió. No me mandó carta documento previa, ni aviso de corte, mucho menos de desalojo, nada che.

Todas las mujeres, hasta las autosuficientes como yo, que cargan las bolsas pesadas del mercado, cortan el pasto con bordeadora y disfrutan de dormir solas atravesadas en la cama, en el rinconcito más turbio y oscurito de su susanezco corazón, pretenden vivir al menos una vez, esa sensación de enamoramiento de la vida. No importa qué o quién ni como lo provoque, lo importante es que ahí estamos nosotras, derrochando actitud por todos los wines. No importa que nadie nos vea, nosotras lo sabemos.




Y mágicamente, los problemas del trabajo no tienen más trascendencia que la justa y necesaria. No me preocupa cómo voy a hacer para irme de vacaciones. Ni cuándo podré pagar esa cuota de instituto que debo. No pienso si las diez sesiones de electrodos y plataforma serán suficientes para dejarme el culo como el de Jésica Cirio y podré este verano calzarme la microbikini. Me olvidé de los jeans amontonados en el ropero que no me entran porque descubrí que las calzas me sientan muy bien. No sé sobre qué hablaré mañana en la radio. Ni si votar a Kristina es la mejor decisión.

Y a vos, varón argentino que transitas las calles de esta vida con total liviandad, que estás pensando en la peña con los pibes, en el asado del domingo o te preocupa hasta el hartazgo si tu equipo desciende o se queda en la primera división, te digo: caminá por la sombra, andá con cuidado, no te distraigas, porque si te cruzás conmigo en este estado, te enamoro.

Así me desperté hoy. Brindo por mí costado OME. Me quiero casar con esta yo, que se quede conmigo para siempre. Hasta que la muerte nos separe.




¿Te pasó alguna vez de sentir que tu autoestima estaba tan grande que no te cabía dentro del cuerpo? ¿No te reconoces también como en un día Bradpitesco?

jueves, 23 de junio de 2011

VENÍ QUE TE HAGO LA FIESTITA

Estuve pensando que si hay un motivo que me inspira a seguir escribiendo, son ustedes. Los lectores que posteo a posteo dedican un ratito de su tiempo a entrar al blog para leer, dejar comentarios, reírse de mí y conmigo. A los amigos que me escriben porque se quedan manijas, para pedir explicaciones, aclaraciones, para preguntarme si estoy bien. Si tal o cual cosa sucedió en verdad o lo inventé. A muchas personas que no tengo idea quienes son pero me siguen, me acompañan.

Ahora es mi turno. Tengo ganas de conocerlos. De escucharlos, de compartir sus historias, de responder sus preguntas, de reirnos. Quiero mirarlos a los ojos, abrazarlos, sentirlos, compartir un momento mas allá de lo que una simple lectura puede lograr, que no es poco de todos modos. Quiero verlos reir como los imagino, como ustedes mismos me cuentan que lo hacen.

Amiguitos, hace un par de semanas que tengo una idea dando vueltas por la cabeza. Sí, no me da el cuero más que para pensar de una idea a la vez y durante semanas, hasta que se me ocurre otra. Pero mis ideas mutan, se transforman, se van por la tangente. Y empiezo a soñar, a fantasear, a atreverme a ir un poco mas allá. No me conformo con poco, eso me parece que a esta altura está clarísimo.

Estoy organizando una fiesta del blog. SUBITE A MI CAMIÓN quiere reunir a todos los lectores en un evento, quiere enfiestarlos, romper las barreras de las redes sociales, hacerlos tangibles, humanizarlos. Redoblo la apuesta, le vamos a dar a este encuentro un fin solidario. Nos vamos a copar, loco. Todos juntos. Y además de reunirnos, vamos a juntar golosinas, galletitas y leche.

¿Quién va a recibir las donaciones? Un comedor infantil que ya está casi seleccionado. La idea es que ellos mismos vengan el día de la fiesta y sean quienes se encarguen de recibir todo lo que ustedes decidan traer. Que, los que deseen, charlen con ellos y conozcan qué hacen y cómo lo hacen.

¿Por qué tendrían que donar? Para que muchos pibes pasen un lindo día del niño y además porque todos aquellos que donen van a participar de sorteos por premios muy lindos.

¿Qué tipo de premios? Los que quieran ofrecer aquellas personas interesadas en ser "auspiciantes". Vayan sabiendo que ya tenemos muchos premios juntaditos.

¿Por qué querrían ser auspiciantes? Porque los que decidan auspiciar la fiesta obsequiando un presente para los sorteos, van a ser promocionados en este blog, en mi perfil de facebook, en la columna semanal de radio donde participo y en otros horarios dentro de la programación de esa misma radio. Una buena causa y oportunidad para darse a conocer.

¿Por qué tendrían que venir a la fiesta? Porque va a estar llena de gente linda, porque nos vamos a divertir, porque estamos todos subidos al mismo camión.

¿Qué pasa si quiero ir pero estoy solo/a? Yo también voy a ir sola. Seremos un par. O dos solos. O quizá seamos muchos solos y entonces seríamos un grupo.

¿Dónde, cuando y a qué hora sería la fiesta? Estoy terminando de definir eso. Si alguno de mis amiguitos bolicheros quiere reunirse conmigo para ofrecer su lugar, para charlar sobre esto porque le interesa, que se comunique conmigo.

Soy muy manija. Quería contarles en unos días pero la ansiedad puede conmigo. No me aguanté las ganas. El camión se puso en marcha con todo, quiere salir a dar una vueltita con todos ustedes, a ablandar el motor.

Ahora, decime una cosa. Y nada de chamuyos, contestame con la verdad, hacémelo saber, dejame que me entere... ¿CUENTO CON VOS?

lunes, 20 de junio de 2011

COMO EVITAR ENAMORARSE DE UN BOLUDO

No puedo ser ni la princesa de mi propio cuento de hadas. No clasifico ni para Fiona. Me voy directo al descenso sin jugar la promoción. Me coimean siempre al juez de línea para que me deje todo el tiempo parada en off side. Menos mal que estoy acostumbrada a que me pasen estas cosas.

Estábamos desnudos tirados en la cama, cansados de garchar profunda y desaforadamente pero con ganas de más. Riéndonos genuinamente de las historietas de Liniers con Enriqueta, Fellini, Madariaga, Olga, Lorenzo y Teresita, los pingüinos, la vaca cinéfila, los duendes que hacen maldades; los monstruos que personifican a las endorfinas, a los miedos, los prejuicios, los sueños, "las cosas". Tomando té y planeando qué preparar de almuerzo. Le conté de un menú re copado que me hacía mi abuela cuando yo era chica y le encantó la idea. Su teléfono no paraba de sonar y hasta ese momento parecía no importarle demasiado pero decidió atenderlo, leer los mensajes.

-No se que le pasa a esta mina. Viene para acá.

-¿Y qué le dijiste?

-Que estaba con alguien, que no lo hiciera. Me dijo que venía igual y me cortó.

-¿Querés que me vaya?- Estas son esa clase de preguntas que me veo en la obligación de formular pero de las que temo terriblemente la respuesta.

-Quiero llevarte a tu casa y volver para arreglar esta situación de una vez por todas.

Lo miré raro. Me quedó resonando su respuesta en la cabeza como un eco. Peroooo ¿y "las salchicas sorpresa"?¿El sexo de la siesta?¿La peli?¿Dónde fue a parar todo eso? Se fue al tacho, a la mismísima mierda. Y ahí estaba yo con fingida cara de aceptación, vistiéndome para rajar como una rata de alcantarilla, cavando un pozo donde hundirme. En historias de tres siempre sobra alguien y generalmente soy yo.

-No. Dejá. Quedate a solucionar tus asuntos. Yo necesito caminar, pensar.

Me prendí un cigarrillo y salí de ahí con aire triunfal, a pesar de que a escondidas estaba haciendo un rollito con mi orgullo, para metérmelo en el culo a la vuelta de la esquina. Un señor me sacó un segundo de mi miseria para hacerme una pregunta.

-Señorita ¿Usted vive en la casa que tiene el cartel de venta? Quisiera saber cuánto están pidiendo.

-No. Pero vaya y toque timbre, seguro que va a haber gente toda la tarde.

Lo entiendo. Les juro que en punto lo hago. Era todo demasiado perfecto para ser real, no podía durar mucho, parece que estas historias no fueron escritas para mí. No, no estoy llorando. Es una pelusita, una pestaña llena de Rimmel que se me metió en el ojo. Capaz que es conjuntivitis. Ya se me va a ir.

Estaba demasiado lejos de mi casa. Una distancia inmensa pero mínima comparada con la que sentí en ese momento con él. Se nubló y empezó a hacer frío pero no supe distinguir si era el clima o yo.



Me fuí a Carrefour a buscar al amor de mi vida. Me fumé cinco cigarrillos en veinte cuadras y no pude evitar pensar que la noche anterior le contaba que quería dejar ese hábito, "pero tengo que estar más tranquila para eso", le argumentaba. Entré al hiper y muchos tipos me miraban, qué curiosas somos las mujeres que eso no nos halaga, cuando sólo deseamos que nos mire una persona.

-Vengo a comprar una XBox. Quiero la que tiene el sistema Kinetic. Me la quiero llevar hoy de ser posible, porque la necesito para soportar este feriado.

El chico de ventas sonrió.

-Lamento decirte que no tenemos actualmente en stock. El gobierno decidió frenar la importación y no sabemos cuando van a entrar.

-¡Perfecto! No me sorprende que ni el amor de mi vida esté disponible en stock para mí. Si yo tengo tanta suerte que me caigo de espaldas y me quiebro la chota.

El tipo largó una carcajada tremenda que me obligó a reirme a mí también. No sé si le pareció buena la ocurrencia o el hecho de que yo no tengo chota. Pero me reí con él.

-¿Te dejó tu novio, flaca?

-No. No tengo novio. Peor aún, una especie de amante, me cambió por otra.

-¡Qué garrón! En esas góndolas de ahí tenés libros. Capaz quieras leer alguno.

Me fuí a chusmear los libros. "El libro de la mujer" de Osho; "Quiero un cambio", "Quererme más" o "Emociones tóxicas" de Bernanrdo Stamateas; "Almas gemelas" de Kirón; "Sexo... ¿y ahora qué hago?" de Alessandra Rampolla; "Como evitar enamorarse de un boludo" de Marcela Puglia; "Horóscopo chino 2011" de Ludovica Squirru; esos eran gran parte de los títulos que estaban a la venta. Todo estaba conspirado perfectamente para burlarse de mí en mi propia cara.

Salí de ahí odiada, con las manos vacías, tomándome dos bondis para irme a casa. Directo a contarles ésto para sentirme un poquito acompañada. Mi hermana y mi mamá se estaban yendo a Carrefour: "Ahí viene la novia del papá de Marcelito", gritaron para hacerme burla. Van a leer esto en algún momento y les va a dar alguito de culpa.

Hoy voy a cenar a lo de mi viejo, con un poco de suerte me de alguno de los abrazos que me quedó debiendo este pibe. Mañana, cuando me sienta un poco mejor, quizá les cuente otra historia graciosa de algún hijo de puta de esos que me cruzo yo, que me haya quedado en el tintero. O mejor aún, les comente sobre la fiesta que estoy organizando para que nos reunamos. Ustedes, que son quienes leen este blog y me acompañan en mis procesos e historias, y yo, que soy la que decide posteo a posteo, poner los huevos sobre la mesa para contarles de mis asuntos, con total honestidad brutal.


domingo, 19 de junio de 2011

¡QUE PAPITO!

Mi viejo es un tipo rarísimo. Nunca entendí muy bien su manual. Su proceder. Su estilo. Lo conozco hace veinticinco años y fue siempre igual. Un insistidor. Un EMO. Siempre sentado en su computadora, solo, antisocial, caracúlico, monosilábico, inexpresivo, deprimido, esquivo, serio, aburrido, pintón.

Siempre me esforcé por darle satisfacciones, buenas noticias, motivos suficientes como para que me abrace, me dé un beso, se enorgullezca de mí, me regale una buena sonrisa. Pero nada, che. El tipo firme en su postura de icerberg.

Los años me permitieron relajarme y empezar a derrapar sin sentir culpa por darle disgustos, después de todo parecía ser lo mismo una cosa que la otra. Y me sirvieron, además, para darme cuenta que cada uno es como es. Que no se le pueden pedir peras al olmos como tampoco abrazos y demostraciones de cariño a mi viejo.

Una de las enseñanzas mas importantes que me dejó mi "Rolando Rivas" fue que a los padres, por mas imbéciles que puedan parecernos en ocasiones, tenemos que aceptarlos y amarlos como son.Sobre todo nosotros, los que entramos en el grupo que los tienen vivitos y coleando. Con virtudes y defectos. Con blancos y negros. Con y sin. Al fin y al cabo mi costado emo, mis horas frente a la computadora, mi vozarrón de la "Gata Varela", gran parte de mi destreza para los estudios y algunas otras cosillas más, se lo debo a él.

Después de todo, si algún día consigo el novio que mi mamá tanto quiere que tenga, y redoblo la apuesta casándome con él, existe en mi vida un padre para que me lleve del brazo directo al altar, a pesar de que me va arruinar todas las fotos con su cara de culo. Quiero ponerlo en el compromiso, obligarlo, estar hasta último momento rezando que aparezca, que no me deje en banda, que se cope conmigo.

No se la voy a hacer tan fácil igual, ehhhh. Por supuesto que no. No se lo merece. Tengo pensado cagarle bien la vida consiguiéndome un marido tan besuquero y cargoso como yo, que me llene de hijos lindos, simpáticos, locos y excesivamente cariñosos. Para llevárselos a la casa de visita y tirárselos encima como montruos devoradores. Para que se lo fagociten y lo maten de dulzura. Para ver si consigo molestarlo, arruinarle su maldito plan de tosco, frío y lejano. Para que le den de prepo y sin pedirle permiso, todos los besos y abrazos que hubiese querido darle yo.

No voy a decir que mi papá es el mejor del mundo. Tampoco es que sea el peor. Pero es el mío, Mi viejo, y para mí eso es mas que suficiente. Felíz día, PAPI. Te amo mucho.

sábado, 18 de junio de 2011

HOY CONOCÍ AL NUEVO AMOR DE MI VIDA

-Qué nochecita... Nunca un mensaje para avisar que no venís a dormir, que estas viva, bien. ¿Es mucho pedir?

-No rompas las bolas, ma. Tengo un redoblante adentro del coco.

-Dale, preparate que ya nos vienen a buscar.

Salí sola otra vez. ¡Cuánto hace que no lo hacía!. Tenía y quería hacerle el aguante a la banda de unos conocidos que me caen muy bien, en el lanzamiento de su primer disco. Y tenía, posiblemente, otro gran motivo por el cual asistir al evento. Me conseguí una banqueta y una birra bien fría. O dos. O tres. No había cenado y cuando quise percatarme de ese detalle estaba totalmente en pedo. Hablando con quien se me acercara. Riendome y tambaleando con elegancia y frustrada sensualidad en dirección al baño. El motivo apareció, se emborrachó conmigo y nos reímos de cualquier ocurrencia oportuna. Me invitó a uno de esos telos que me encantan.

Que lindos son los telos. Cuanto hace que no iba a uno. Me gustan particularmente los que no tienen crisis de identidad y ya asumieron con dignidad que lo son. Espejos por las cuatro esquinas, hidromasajes, camas redondas, caballitos del amor, luces de todos colores. Esos que tienen colchones para contar historias de todo tipo: de amantes, de borrachos, de enamorados. Esos que al prender la tele te muestran un primer plano de cómo hacerle un peteco Carabajal al negro senegales que, por ser acreedor de una Magnum 44, se salvó de vender platería en las playas del sur, en las temporadas de verano. Esos en los que, apenas abrís la puerta, podés dejar el pudor y la piel de los prejuicios colgada al lado de la campera, y ponerte en la de otros, entrar en personaje. Esos telos me encantan.

Llegué a casa despeinada, felíz y con un dolor de cabeza insoportable. Y tenía que asistir, como el protocolo familiar lo indica, al cumpleaños de cinco de mi sobrino. Ya nos venían a buscar y yo estaba mas radioactiva que Japón. No me dejaron ni bañarme.

-Conseguime un alikal aunque sea.

Entramos al salón de fiestas infantiles y estaba sonando el sapo Pepe, Pipo Pescador, Topa y no se cuantos otros hitazos mas del Disney Channel. Yo me quería inmolar, pegarme un tiro en las bolas o encerrarme en el baño de "nenas" a desprenderme de todo lo que me estaba haciendo daño. No me pude sacar la campera, el cinto de tachas, mucho menos el maquillaje corrido y, menos que menos, la cara de reviente.

-Sprite. Traeme Sprite.

En menos de media hora me encontré rodeada de niños con voces chillonas, que insisten en decir cuarenta veces lo mismo sin tomar aire, hasta ser escuchados. Con minis "Panam" disfrazadas de princesas que te piden que las lleves a hacer pis. Con globos, piñata, pelotero, inflable. Con los sandwiches de miga que tanto me gustan. Pero yo no podía procesar información, ni darla. Me hicieron preguntas que no pude responder. Estaba odiada. Quiero mi cama, ¡ya!.

Estuve a punto de entrar en un colapso nervioso cuando el ibuprofeno decidió hacerse cargo de mi resaca pesada y traicionera, y una de las animadoras me presentó al futuro amor de mi vida. Se me pasó todo. De pronto, de golpe. Así sin más, renací. Lo miré y entendí que somos el uno para el otro. Morocho, prolijo, moderno, tan simple como sofisticado. Nos miramos mutuamente con profunda admiración, fue amor a primera vista. Tanto conectamos que sobraron las palabras. Lo amo, lo quiero todito para mí, tenerlo y disfrutarlo cada vez que se me antoje, abusarme de él sin ningún tipo de piedad ni clemencia, quiero que me haga bailar en su compañía.

Me fuí de la fiesta sintiendome mejor que cuando entré, atraída por su presencia irresistible, enamorada perdidamente. Con la promesa de volver a vernos quizá en otro lado, dentro de otro contexto. De divertirnos juntos, de compartir momentos, de hacernos mutua compañía. Me dijeron que lo encuentro en Carrefour, en la sección de electrónica, que ahí puedo dar con él. Poseerlo.

XBox, no voy a parar hasta que seas mío, esta semana , me dijeron, estás de oferta.

Pasé de los espejos en el techo al Sapo Pepe sin escalas. A la fiesta asistimos: yo, una resaca pesada, un intenso recuerdo de anoche, todos sus olores y los míos. Pero, para mi sorpresa, conocí al futuro amor de mi vida. Este finde viene bastannnnnnte interesante.

jueves, 16 de junio de 2011

¿QUERÉS SER MI NOVIO?

Hoy quiero hablar de mí. Ponerme en evidencia. Desnudarme un poco ante ustedes. No preparen los pochoclos, muchachos, que no voy a subir ningún videito porno.

Mis primeros años de soltería transcurrieron sumida en un estado desequilibrado pero estable. Salir sola, encontrarme con alguien o no, analizar las conductas humanas desde la butaca de la barra de algún bar. Nunca me gustó hacer muchos planes para salir por eso salgo mucho sola. O salía. ¿Sola, sola? Sí, solita. Me cambiaba, llamaba un taxi, entraba a algun bar, me sentaba a tomar vodka con naranja, y después de ahí todo era un misterio. No salía de levante, no necesariamente. Tampoco me quedaba toda la noche haciéndome la gata chocada. Simplemente no me gusta que otros decidan por mí; qué hacer, dónde ir, no me gusta ir al baño de a dos ni sentir culpa si me pinta irme a dormir de un momento a otro.

Un día me pasó algo raro, me rebelé a mí misma. Me cansé. Ya no quise pagar mas remises, aumentaron una bocha, loco. No quise ponerme más brillos ni tacos altos. No mas barras de bar. No quise escuchar preguntas absurdas ni típicas de hombres básicos y poco interesantes. Y sepanlo: NO, no me llamo ni María, ni Florencia, ni Paula ni Enriqueta.

Me llamo Dafne y soy una tiernita. Soy el cordero disfrazado de lobo. La típica mina que prepara una comida exquisita y llena de amor para intentar conquistar al chico que le gusta pero que para ella no se hace más que unos desabridos fideos blancos, con un chorro de aceite, y que los come directo de la olla.

Dejé de salir para ponerme a escribir. En ésta, si me disculpan, les voy a fallar. No sé si voy a hacerlos reír. Bueno, tampoco es que yo sea Adam Sandler, no?. Ahora, me quedo en casa todo el finde metida en la cama. O casi todo. Mi familia, de hecho, decidió apodarme "Clarita" en honor al personaje paralítico del dibujo animado "Heidi". Esa es la imágen que mi familia tiene de mí, unos hijos de puta. Tristísimo y gracioso a la vez. Porque entran a mi habitación y me dicen: "¿desea algo la señorita Clarita?" y yo les sacudo con lo primero que tengo a mano.


Mi mamá quiere que me consiga un novio. Creo que está preocupada por mí. "Tenés que conseguirte un novio", me repite. Un día estaba sentada frente a mi computadora chateando con el antigalán y no se me ocurrió mejor idea que escribirle para preguntárselo, que suicidarme.

-¿Querés ser mi novio?. - Apreté Enter.

-No.- Ese NO fue para mí como un Alt+ Ctrl+ Supr.

Hablé de ésto con mis amigas y también las escuché a ellas hablar de sus relaciones, de sus problemas, de sus terapias de pareja. Chicas, están todas en el horno. Automáticamente me sacan las ganas de tener uno. Es que acaso, ¿no es posible tener una relación de novios con el potencial de una relación de buenos amantes? Ah, ¿no?. Ok, entonces me la banco sola como buena Clarita que soy y me alegro de que me haya dicho que no. Porque quizá, por tercer invierno consecutivo, no tendré unas piernas peludas que me calienten el culo y las patas, pero tampoco voy a sostener discusiones absurdas en el supuesto nombre del amor.

Madre, no te preocupes por mí, mejor preocupate por ellas. Y lamento defraudarte una vez más. Porque no, no quiero un novio. Solo quiero que ÉL me abrace.

martes, 14 de junio de 2011

LA BELLEZA CUESTA, DUELE, METE MIEDO Y HACE COMETER LOCURAS

No soy amiga de los noticieros, no me caen bien. Ellos no lo saben. Pero cada vez que coincidimos en el living de mi casa, los ignoro. Siempre negativos, con pálidas. Para pálida tengo la cara. "No vayas a estas calles", "No visites estos barrios después de las seis de la tarde". Me advierten, los densos. Yo no quiero tener miedo. El miedo paraliza, hace cometer locuras.

Mi hermana me invitó a tomar sopa con cabellos de Ángel. Eso, para mí, es lo mismo que ganarme una noche con Jason Statham. O incluso mejor. Algo raro nos ocurrió y, en este caso, no hubo ningún agente externo que lo justifique. La cuestión es que pudimos dialogar. Tan simple y tan complejo como eso. Nos reímos, lloramos, nos abrazamos y, como resultado y para mí sorpresa, me regaló diez sesiones de electrodos y plataforma vibratoria.




- Para vos. Que te quejás que estás medio rechonchita. Tomá. Tratá de hacer dieta, también.

-Bueno. ¿Gracias?.
Me mató con la explicación. No sabía si darle un beso o pegarle un cachetazo a la insolente.

Para quienes no los conocen, la plataforma vibratoria es una máquina alienígena capaz de escupirte la verdad a la cara, con un simple movimiento, y dejar en evidencia que no existe un solo músculo en tu cuerpo que esté ejercitado. Siquiera el cerebro, que te baila adentro del marote como los arroces en el palo de lluvia. Bueno, el corazón sí, pero si justo se te endurece ése, tenés una mala leche bárbara. Lo que sí hace es darte comezón en las piernas. Desesperante. Y unas hermosas ganas de mearte encima y de otras cosas también, pero no quiero ponerme tan escatológica.

El electrodo viene a ser algo así como dos cables pelados enroscados en una Ballerina, ese trapito amarillo que te deja pelusa en todos los artefactos y que encontrás detrás del inodoro de cualquier casa de familia. La ballerina, por supuesto, está humedecida con algún tipo de gel que bien podría ser el Cif antihongos. Calculá que te enchufan de seis a diez electrodos en el culo y lo que hacen, básicamente, es electrocutarte las cachas. Se te frunce, se te relaja. Se te frunce, se te relaja. La intensidad de la fruncida depende de dos factores: la voluntad para soportar el dolor y el apuro que tengas para que te quede el ojete de mesada. Todo eso transcurre mientras te lees la Papparazzi, dormís una siesta o le contás a la esteticista, que es una copada importante y está mas chapa que vos, lo bien que la pasaste la noche anterior.

Me desperté en el bondi justo cuando estaba parado en la calle Los Andes. ¡No!¡Mi parada! Me bajé de un salto y casi me estrello con el poste que indica la altura de la avenida. ¿Los Andes?¡¿Los Andes?! ¡Mis enemigos, los noticieros, no me recomiendan que ande sola a estas horas por estas calles! ¿Y ahora qué hago?¿Y si me pasa algo?¿Dos cuadras tengo que caminar? ¡NO!¡Tengo que cruzar una vía de tren! Ay, mamita, quien me manda a mí... ¡Tranquilizate!, ya llegás. ¿Qué hago?¡¿QUÉ HAGO?! ¡Ya sé! Le escribo un mensajito, le cuento esta tragedia. ¿Le escribo?¿Qué le pongo? La puta madreeee, que oscuro que está esto. Ya fue, yo le escribo. ¡Malditos noticieros metemiedos! Sí. Le escribo.

"Me estoy yendo a hacer electrodos a una calle que se llama Los Andes. Todavía no sé si voy a terminar con el culo parado o roto."
¡No! ¡Cómo le voy a poner eso!

-Che, que lindo edificio. Y que lindo gabinete. ¿Y esa máquina?

-Es la plataforma vibratoria.

Esto es así. La belleza cuesta y duele, ya sea en moneda corriente, en sacrificio o ambas. Los noticieros meten miedo. Y sí... el miedo hace cometer locuras.

domingo, 12 de junio de 2011

COMO DESVIRGARSE EN EL FACEBOOK

Llevo tres días encabronadísima con Facebook porque descubrí, si no me alcanzaba ya con los problemas que tengo para sumarme también éste, que existe una forma de agregar a este blog, un link para que los menos cancheros con el tema del Blogger, puedan seguirme a través de ese medio con un simple "Me gusta" de esos que todos ya bien conocemos.

Estaba yo por el tercer día consecutivo intentando, ( y me permito hacer un paréntesis acá para decir que si alguno sabe cómo mierda hago ésto que me tiene boluda, me avise), y claramente sin éxito, lograr mi cometido, cuando me puse a chatear con un chico que es periodista, sumamente interesante para entablar conversaciones y, además, un total inútil en esto de las redes sociales. En ese instante, dejé de concentrarme en mi escritura para concentrarme en la conversación dinámica y agradable que me proporcionaba esta persona a la que, afortunadamente, ni la cara le conozco.

Aclaro esto porque, si él llegara a leer este posteo y yo le conociera la cara, podría prestarse a confusión. Podría pensar que le estoy devolviendo una gentileza o, lo que es peor aún, podría creer que me le estoy insinuando. Y no quiero verme nuevamente en la obligación de tener que aclararle a alguien que el kiosco cerró sus puertas hasta nuevo aviso, que estamos de reforma, stockeando, que hay posible comprador. Y el tampoco tendría ganas aclararme: "Tranquila que no pienso nada malo".

Cuando digo "devolver la gentileza", me refiero a que inició la conversación preguntándome si yo me dedicaba a esto, a escribir, profesionalmente o si se trataba sólo de un hobby y en realidad trabajaba en otra cosa. Obviamente largué la carcajada virtual. Esa en la que pones muchas "j" y muchas "a", incluso en mayúsculas, para que el otro se dé cuenta que te parece que te está tomando el pelo. Pero no, insistió en la pregunta y me dijo que cada vez que leía algo escrito por mí, le recordaba mucho a Hernán Casciari. Hernán Casciari es el creador, ni mas ni menos, del blog a partir del cual, posterioremente, se sacó el guión para la obra de Antonio Gasalla, "Mas respeto que soy tu madre". Y ahora escribe una revista blogueada llamada "Orsai".

El punto es que dejé de sentirme mal al enterarme que este muchacho no solo no podía ayudarme en mi búqueda desesperada sino que, además, no tenía ni tronco de idea de cómo hacer para mirar las fotos de otra persona, sin sentirse como el depravado vecino pajero que espía a la vecina que está buena y anda siempre en bolas, a través de la cerrradura. Y decidí darle algunos consejos útiles sobre como manejarse dentro de estas redes sociales que, en principio, te hacen sentir como a tu mamá cada vez que intenta prender el viejo cpu, y luego te inducen, en algunos casos como la digna solterona en que me convertí, a pasar horas y horas mirando todas las pavadas actualizadas una y otra vez.

Y me pareció que el gran tema a tener en cuenta, es la exhaustiva y minuciosa tarea de seleccionar la cantidad y el tipo de fotos, que se van a incluir como parte de nuestra historia clínica feizbukera. Porque claro, tuviste esa fiesta de disfraces re copada donde todos estaban en la misma que vos, y te parece bueno revivir ese momento de locura y diversión compartiéndolo con tus amigos. Pero al cabo de un tiempo, te das cuenta que tenés demasiadas fotos y que sería tiempo de hacer una revisión, un ajuste. Y ahí, ¡zas! Sin anestesia previa, alarma o luz roja, aparece esa foto del año del pedo donde tenés, porque recién ahora tomás real consciencia de eso, una cara de puta borracha irremontable. Cómo hacés para que entiendan las cuatrocientos setenta y nueve personas agregadas, con las que como máximo tenés un trato casual y esporádico, que eso se trató sólo de un instante, un mísero y fugaz segundo donde te tomaron por sorpresa y quedó ese retrato plasmado. Que vos no sos eso, o al menos no sólo eso.

Yeso para empezar, y si no contás con la mala suerte de tener un compañerito de la primaria o peor aún, de la secundaria, al que le parece sumamente gracioso cargar todas las fotos de fin de año donde puede verse cronológica y detalladamente, la amorfa fealdad con la que decidiste atravesar tu niñez y adolescencia, porque sí, además le dieron los huevos para etiquetarte con nombre y apellido.

Le dí además otros consejos feizbukeros y le conté, no sé por qué, que una vez me habían escrito un poema. Se lo pasé para que lo leyera y le encantó. A mí también me encanta. No solo porque es hermoso sino porque en sí está bueno que alguien te escriba algo. No entendí si a él alguna vez le escribieron algo o no, pero a mí me nació escribirle unas oraciones en tiempo real; mitad por haber cometido la halagadora exageración de compararme con un escritor como Hernán Casciari y mitad porque me hizo olvidar de la luna que tenía al no poder descifrar la manera de poner el "Me gusta" del facebook en éste, mi blog. Y le escribí esto:

"Muchas veces me paso horas en el facebook y me amargo cada vez que alguien me pone en el compromiso de tener que responder a una conversación que yo no inicié. Sobre todo cuando sé que del otro lado está sentada, parada o acostada una persona de la que sé, positivamente, que no tiene nada interesante que decir. Sin embargo vuelvo a amigarme con el sistema cuando descubro que del otro lado hay alguien que tiene algo para decir, por menos interesante que pueda parecer. Asi que agradezco que existan personas como vos, inteligentes y agradables, que pueden desarrollar una conversación, sea el tema que sea, profundo o banal, saliendo de la ridiculez del monosílabo y con las cuales poder compartir historias de vida, blogs, canciones, fasitos o un cafe con leche virtual. Personas que tiene seguridad para decir lo que piensan sin creer que quedan como boludos y que buscan herramientas para el diálogo. Asique gracias por hacer que esta noche me amigue nuevamente con el sistema y recuerde por qué, haber abierto un facebook, valía la pena."

Felíz desvirgada en las redes sociales.

miércoles, 8 de junio de 2011

YO TENGO BIGOTES, PERO ¿TANTO SE ME NOTAN?

Si hay algo que repudio desde lo mas profundo de mi alma es la errónea creencia, mito urbano o afirmación, de decir que "las hermanas de los amigos tienen bigotes". No porque no los tengamos. Quiero decir, depilarse el bozo (y que alguna mujer se atreva a negármelo), es de las experiencias mas dolorosas a la que debe exponerse el género femenino. Quizá después de eso venga el cavado completo y después, solo después, en un tercer lugar y casi sin hacerle sombra a las anteriores, se encuentre el acto de parir. Yo, que gozo del privilegio de tener bigotes rubios, no te voy negar que estiro hasta el máximo posible el tiempo que transcurre entre cera de miel y de cera de miel. Pero no por nada en especial. Sucede que cada vez que salgo del gabinete estoy convertida, sin ningún tipo de consideración, en un monstruo. Salgo a la vida con la cara toda bordó, hinchada, desfigurada, como si un profesional del body painting me hubiese remarcado los labios y las cejas con un fibrón fucsia trazo grueso. Y como con eso no basta para sentirme bien feita, seguro voy por la calle toda camuflada, mirando el piso y alguien reconoce mi chuequera, mi pelo largo o la ropa que tengo puesta y me frena para saludarme. Y ahí estoy yo, horriblemente inflamada, tratando de hacerme la boluda, la que no me importa, mientras alguien me habla con una expresión en la cara mezcla de espanto y compasión. Aclaro que al que se le ocurra, a partir de esta confesión, hablarme mirándome el contorno de la boca, lo emboco con una piña y sin dar explicaciones.

Pero volvamos al tema inicial. Decir eso, afirmar esa farsa de que si tenés un hermano varón, no podés acceder al privilegio de masticarte a ninguno de sus amigos, es de las mentiras mas grandes que se inventaron en la historia de la humanidad. Ésa, y sostener con total y escandalosa caradurez, que "la cama de los padres es sagrada". Basta que alguien tenga la mala idea de recordartelo para que te venga desde lo mas retorcido de las tripas, la intención de querer saltarle a la yugular a ese bombonazo que viene a tu casa de vez en cuando y, de ser más oscuro y turbio todavía el pensamiento humano, en la habitación de tus ya separados padres, por qué no. Dale, a mí no me mientas. ¿Quién no osó alguna vez chamuyarse al amiguito copado que viene de vez en cuando de visita?¿Quién no fantaseó con que ese bombón finalmente se decida a cagarse en el mandato "amiguístico" impuesto por los celosos hermanos varones quienes, te lo aseguro, tienen también la clara intención de bajarle la caña a cualquiera de tus amigas, apenas vos y ellas, se descuiden.

A mí que mi hermano me perdone pero, alguna que otra vez y si la memoria selectiva no me falla, no me quedo mas alternativa que hincarle el diente a algún especimen involucrado dentro de su enorme grupo de amistades. Porque claro, si él pretende que tanto sus amigos como yo nos quedemos en el molde haciendo de cuenta que nada pasa, que tenga un poco de piedad y trate de elegirse amigos fieros. Pero no, no solo no se percata de eso, sino que además nació con el don de la sociabilización y tiene amigos de la primaria, de la secundiaria, de la terciaria, cuaternaria, los del hotel, los del mercado, del barrio, los longboardistas, los amigos de sus amigos, los amigos de su ex novia, los ex novios de sus amigas, los hermanos de sus amigos y resulta que entonces parece que se puso de acuerdo para hacerse amigo de toooodos los tipos que habitan la ciudad. Entonces ya me inhabilita por completo, me corta las piernas, me condena a tener que mirar para otro lado, a dejarme largos los bigotes con total alevosía para no parecerle atractiva a nadie.

Asumanlo, porque saberlo ya lo saben. Todos, aunque mas no sea una mísera vez en nuestra vida hemos pecado al caer en las redes seductoras de algún amegueto lendo de nuestros hermanos. Y seguro que la culpa no fue nuestra, no. Él nos sedujo, nos provocó, nos hizo pisar el palito. Yo blanquee con mi hermano en plena adolescencia, allá donde las hormonas todavía no se dejan influenciar por el razonamiento, que rompí con el mito. De una. Para eso soy una de sus hermanas mayores. ¿Cómo se lo dije? Mmmm. Decir, lo que se dice la palabra "decir", diría que no se lo dije. Mas bien, no le quedó otra que enterarse cuando me falló el cálculo y el oído y, al entrar inocentemente a buscar algo a la casa, me encontró apretando desaforadamente con uno de ellos. Y sí, en la cama de mis viejos.

domingo, 5 de junio de 2011

SOÑAR DESPIERTA

Tuve un sueño. Dicen que soñamos todas las noches y mucha cantidad de veces. No suelo recordar los sueños que tuve. Pero se nota que cuando lo hago, cuando los recuerdo, es porque soñé a lo grande. Y una vez, tuve un sueño re copado. Esos que cuando los estás atravesando, los asimilás de tal forma, que parecen suceder en verdad. Ser reales, materializarse.

Soñé que fuí al concierto de un cantautor español que admiro mucho. Al terminar me acerqué a comprarle sus discos y que me autografiara uno. Conversamos por un rato y al cabo de un tiempo, éramos amigos. Lo invité a comer unas pizzas y tomar gin tonics. Aceptó. Mi vida no sería la misma a partir de eso. Nunca más. Escuché sus discos en casa y le escribí para comentarle lo diferente que me sentía a partir de su música. Los meses pasaron. La vida siguió casi como de costumbre. El destino o la casualidad, si es que acaso existen tales cosas, se pusieron de acuerdo para que él regresara a mi ciudad.

Nos fuímos de copas e historias maravillosas que, contadas de su boca, cobran la mayor cantidad de intensidad y aventura, posibles.

-Me haría mucha ilusión que en tus vacaciones te vinieras a España de visita. Yo te invito. Organizo una mini gira y te llevo a mi conocer mi país. ¿Que me dices?

Me ahogué con el vodka con naranja. Debía de tratarse de una broma. Esas historias que solo suceden en películas como Notting Hill, no estaban escritas para mortales como yo. Tenía que haber un error. Definitivamente, no soy de esa clase de personas que llaman a Susana Gimenez una vez y se ganan un millón de pesos. No. Lo máximo que me gané en mi vida fue una bicicleta playera de Arcor, por comprar golosinas en los recreos del colegio; un walkman, sorteo del mercadito de barrio, el cual nunca funcionó y un celular en Avon por superar la venta mensual, aunque eso fue mérito mío asique no cuenta. Pero nada mas.

Pero pará!! Si esto es sueño, me puede pasar a mí. ¿Por qué no?

-Claro, me encantaría. Brindemos por eso.

En mi sueño, conseguía el pasaporte que no tenía en tan solo quince días, un permiso laboral de tres días extras a mis vacaciones, setecientos euros prestados, e ingresar a un país, donde se le negaba la entrada a todo extranjero, como si fuera ni mas ni menos que mi hogar.

En mi sueño, llegué a España luego de doce horas de viaje para salir a la ruta y estar, seis horas mas tarde, cenando Pulpo a la Gallega en un mesón tradicional de Santiago de Compostela, donde parece que llovía todo el año, pero a mí me recibia con dos días de sol radiante y calor. Visité su catedral en año Xacobeo.

En mi sueño, fuí a la playa de As Catredais, a Gijón, a Santander, visité Madrid. Estuve en Granada, caminé "La Mezquita" en Córdoba, observé desde todos los ángulos al Acueducto de Segovia. Tomé sol, en pleno octubre y con 33 grados, en Islas Canarias. Recorrí las calles de Toledo, Palencia, Luarca, Cudilleros, Málaga, Sevilla. Viví la historia de Urueña, el pueblo amurallado donde viven cien personas pero hay nueve librerías y cuatro museos. Me deslumbré en Zaragoza. Visité Ciudad Real.

En mi sueño, mi amigo cantautor era mi mejor guía, mi compañero, mi motor. Él me escribía uno o dos poemas, me dedicaba canciones, me enseñaba nuevas melodías, me contaba mas de sus fascinantes historias , me relataba anécdotas de guerras, conquistadores, rivalidades históricas dentro de un mismo territorio. Me cocinaba exquisitas tortillas de papas, me preparaba el desayuno cada mañana. Me presentaba también a otros músicos, escritores, soñadores como él y como yo, actores y actrices, periodistas; y a una parte de su familia.

En mi sueño no sólo conocí al músico, al artista, sino también a la persona. Lo conocí.

En mi sueño además, tomaba mojitos en "El Rubicón", gin tonics en "La Campana de los Perdidos", cubatas en "La Tertulia", destornilladores en "La Botica", vodkas en "Pachamama",cañas a lo largo de todo "el tubo", bebía "hasta la penúltima" en Ciudad Real, mas destornilladores en "La Espiga Taberna", aguas en "La Estación". Dormía en casas de familia, hoteles con encanto, departamentos de mujeres solteras.

En mi sueño, recorría miles y miles de kilómetros en rutas rodeadas de paisajes maravillosos, de olivos, de montañas y de llanos; cantando a los gritos tangos de Tita Merello, canciones de Charly, León, Calamaro.

En mi sueño, a todos les gustaba mi acento. Festejé Halloween rodeada de personas, calles y bares vestidos para la ocasión. Me encontré con dos o tres argentinos. Fumé hachis.

En mi sueño, no hubo lobos disfrazados de abuelitas, manzanas envenenadas, dragones feroces ni hadas hechiceras. Pero sí hubo un héroe: mi amigo cantautor.

Como en todo sueño, por mas intenso y maravilloso que sea, hubo un momento en que tuve que despertar. No no. Dejame un ratito más. Daaaale, cinco minutitos mas y me despierto. No hubo caso, me desperté nomás. Al hacerlo, me encontré sentada en el comedor de mi casa, rodeada de mi familia, repartiendo recuerdos, regalos y mostrando fotos.

Todo pudo haber sido un sueño y, a decir verdad, maravilloso. Pero existe una sola verdad indiscutible en esta historia: siempre pero siempre y pase lo que pase, voy a atesorar su amistad en el rincón mas cálido y profundo de mi corazón.


Felíz cumpleaños y gracias por dejarme soñar a tu lado.

miércoles, 1 de junio de 2011

QUE LOS CUMPLAS... ¿FELÍZ?

Mi hermano mañana cumple años. Es lindo cumplir años.

Sobre todo cuando sos varón porque te ponés mas hombre, mas macho. Los hombres en general y a mi criterio, tienen la misma regla que los vinos: cuanto mas añejos, mejores. A mi hermano le pasa eso, quizá porque es MI hermano, pero le pasa. A las mujeres, sin embargo, no nos sucede lo mismo. No a todas. No a mí.

A mí, el mismísimo día de mi cumpleaños, y casi como una burla desubicada e innecesaria del destino, me salieron tres canas. No una. No dos. TRES. Un número de mierda, impar, en un cumpleaños de mierda como es el número veinticinco. Impar. No me gustan los números impares en especial el tres y el veinticinco que llegaron a mi vida para cagarme en la cabeza en forma de hilos de plata. No podía heredar como mis hermanas los turgentes y desbordantes pechos de mi madre, no. A mí, por ser la última mujer del equipo, me tenían reservadas ni mas ni menos que la ñata y el casco nevado, unas copadas ellas.

Alguien me dijo una vez que a partir de los treinta lo único que se te sube son las encías, el resto de los tejidos móviles del cuerpo sufren un irremediable y progresivo deterioro que confirman a rajatabla la teoría de Darwin. A mí se me adelantó la teoría cinco años. ¿Cabe decir que es un número impar?. Lo dudo. Pero ya lo asumí, ehhhhh. Tranca. Los de los números impares, digo. Y lo de las canas también, que a esta fecha suman 17. Ya no me preocupan, no, total ahora mis amigos, familiares y compañeros de trabajo se preocupan por mí cuando me dicen: "Boluda!!! Mirá la cana que se te asoma ahí!!!". Que obviamente no es mas que un alambre de púa, rebelde, tieso, casi una réplica exacta de los pelos de otra parte del cuerpo ( lo único que espero es que no se me vaya a mimetizar también la cara). Ahora tengo toda la energía puesta en las contracturas cervicales crónicas, la lumbalgia que llegó hace dos meses y se siente tan cómoda que tiene pensado quedarse de vacaciones un poco mas, el ciático, las várices, la celulitis y tooooooodos esos hermosos obsequios que te vienen grabados en el adn cromosómico y la genética familiar.

No. No digas que soy una mal atendida. Eso ya lo sé. Decime algo que no sepa, de última. Porque no, tampoco tengo la suerte de mis amigas que vienen a mí llorando, desgarradas porque se pelearon con sus novios (a las cuales pareciera que se les olvidase que fueron ellas quienes los dejaron), y un mes después aparecen ante mí íntegras, producidas y depiladas hasta la tira de cola, porque OH! se consiguieron otro novio. Y no un chongo de paso. No un garch and go. NO. Un novio, con todas las letras. Hecho y derecho. De esos que te escriben los mensajes de amor que yo tengo que escuchar con fingida cara de sorpresiva fascinación una y otra vez, en boca de mujeres correspondidas. Porque claro, a mi conseguirme uno ¿cuánto tiempo me puede llevar? ¿dos míseros añitos, quizá tres? Y sí, seguro que son tres... o veinticinco.

Pero estoy bien, che! Que no se diga por ahí lo contrario. Me puse a dieta asique esta noche seguro que mientras todos le estén entrando violentamente a una hamburguesa completa con aderezos, yo seguro voy a estar comiendo una ensalada ayurveda.

Mi hermano mañana cumple años. Es lindo cumplir años.