sábado, 30 de julio de 2011

SAMSARA "BITCH" by Dani Mourelle

Inspirado por mi amiga Dafne me dieron ganas de hacer esto por única vez, ya que ella lo hace muchísimo mejor que yo.

En otra de esas noche de Branca en Samsara beach me tomé un tiempo para frenar y mirar. Lo que encontré en ese lugar habla por si solo y nos pinta una de las realidades sociales menos reales. Me hice una serie de anotaciones en el celular mientras veía a mi alrededor.

"EL QUE MIRA A LA MINA"

El ente borracho que a causa de la ingesta indiscriminada de alcohol se ve a si mismo como una especie de oportunidad imposible de dejar pasar para cualquier dama. Y lo ves al tipo danzando un tanto torpe, con un vaso en la mano levantado a la altura de su cabeza o quizá un poco más arriba, los ojos entrecerrados y una sonrisa entre burlona y drogada dibujada en la cara.

El tipo mira como una chica baila sola super divertida en su mundo y busca la oportunidad para interrumpirla y decirle vaya dios a saber que estupidez creyendo que la conquista es ineludible. Pierde.

"LAS MINAS QUE BAILAN POR COMPROMISO"

El grupito de tres amigas vestidas para bailar en el programa de Tinelli, pero que lamentablemente alguna parte de sus cerebros en algún momento se desconecto y genera una total incomunicación entre las piernas, los brazos y el torso. Eso si, unas cinturas exageradamente quebradas de forma que los culos necesitan de un semi remolque para llegar. Terribles ojetes que jamás serán siquiera arrimados por cualquier ser mortal de esta tierra, pero que seguramente algún negro cabeza de por ahí terminará manoseando y haciéndolo su zona de descarga.

"EL NOVIO QUE NO BAILA PERO LA SACA A PASEAR"

Terrible imagen de sumisión masculina. Si la queres poner sacame a pasear la puta que te parió, al menos cada tanto. El novio parado frente a ella, mas o menos bien vestido, una camisa blanca medio leñadora que se ve estaba por ahí perdida, el “yin” azul clásico y los pies ni miré. La cara de “podría estar jugando a la play” o “los chicos salían hoy y la deben estar pasando bomba y yo con esta”.

Ella hermosa, rubia, vestido negro ajustadísimo, unas curvas que te queres volver piloto de prueba de aviones para sobrevolarla un toque. Se baila todo, se sabe todos los pasitos, revolea el culo como loca y cada tanto le tira un salvavidas al novio y lo agarra de las manos.

Finalmente, cuando todos bailan como locos, ella abre la boca gigante en un bostezo de embole total y se lee en su frente “tendría que haber salido con las chicas si era para bailar porque este boludo no mueve ni que le prometa sexo oral”.

"LOS DE SEGURIDAD ARRIBA DE LAS TARIMAS"

Que imagen genial!!! Los muchachos de seguridad que tienen que estar con cara de perros arriba de unas tarimas de madera desde donde observan a la concurrencia. Una especie de “Mitch Buchanons” de la noche. No me vendría mal una Pamela Anderson corriendo hacia mi toda vestida de negro, con un tapado clásico de seguridad de boliche y dispuesta a reventarme la cabeza si me muevo mas de la cuenta.

" LOS JUNTAVASOS"

Unos copados de la noche. Los pibes que tienen que estar juntando los vasos medio llenos, medio vacíos de los otros idiotas que estamos en el lugar de joda. Ellos laburan toda la noche. Cara de culo, cara de todo bien, te preguntan cosas al oído, peor a los gritos por el volumen de la música.

Ejemplo:

JV - ¿Esos vasos los tuyos?

Yo (aturdido por la música) – No sé, preguntale a él

JV - ¿Pero me puedo llevar alguno o los usan?

Yo – Si si, somos cinco, pero capaz que nos quedamos mas

El junta vasos trata de interpretar mi respuesta y se va a meditar en que le habré querido decir. No sin antes llevarse un vaso vacío para justificar la parada técnica en mi mesa.

Mientras yo me quedo ahí parado con mi mejor cara de copado con mi vaso de fernet en la mano y meditando ¿me hago un fernet o un campari?

"EL QUE ESTÁ DE ÚLTIMA"

El pobre diablo que vino un rato antes a tratar de levantarse a mi amiga mientras bailaba con el vaso a la altura de la cabeza, pero que ahora no puede ni mantenerse en pie y su vaso ya viene a la altura de las rodillas. Pero como buen guerrero de la noche intenta una vez mas decirle algo al oído a mi amiga, quien con cara de tratar de resolver la matemática de un agujero negro lo frena un toque.

"EL GIL QUE MIRA TODO, YO"
Y ahí, en una jungla de seres de todo tipo estoy yo, parado con mi vaso de fernet observando, creyendo que soy un diferente, un distinto por ponerme a pensar un toque. Tratando de adivinar “¿estará transito arriba?, usa la fuerza joven jedi, seras invisible”.

En un lugar donde me encuentro como chupete en el culo, y en un culo por momentos muuuy lindo, por momentos muy lleno de mierda. Y me digo a mi mismo “nah, este lugar muy bonito, muchas minitas, pero me quedo toda la vida con El Chiquito, donde todos te conocen y las paredes chorrean humedad, pero el corazón es calido, no esta piedra fría frente al mar”.

En un lugar donde los “copados” van y pagan un fernet 35 pesos, una botellita de cerveza 25 pesos y sabe dios el precio de las demás cosas; donde los “copados” no se levantan ni a la mañana porque las minas son estrellas pero tienen LOOS trabajos y LOOOs autos; donde las minas se tiran lo mejor que tienen, se pintan, se clavan las calzas en el culo de forma que para sacárselas hay que ir con swat o el dr House; ahí mismo, yo voy, chupo de arriba, me pagan por entrar, hago lo que amo, disfruto con mis amigos y hermanos del rock, me abren la puerta y corren a la gente para que pase. Que va a ser muchachos, sean políticos, abogados, doctores, casense con tipos de mucha guita, pero el gustito que tiene el sambuchito de pechuga a la vuelta de Chocolate con lechuga, tomate, mostaza y criolla cuando vuelvo de “trabajar” es lo mejor que existe!!!

martes, 26 de julio de 2011

EL RECREO: CINCO MINUTOS Y ACABA

Estaba tomando un aperitivo con vodka e intentando dejar de lagrimear, culpa del pegamento de las pestañas postizas, cuando lo ví entrar. Un Arnold Schwarzenegger cualquiera. La mandíbula me llegó a las rodillas automáticamente. Me habían hablado de él pero nunca me imaginé que podía ser tan lindo. Miré a mis amigas con cara cómplice y lo sumamos automáticamente a la lista de hombres que debieran ser patrimonio de la humanidad. Hombres que por lindos, sexies, chongazos o superdotados nunca deberían casarse sino quedarse solteros y a disposición de todas las mujeres. Éste sería en principio un postulante ideal.

Nunca soy la chica más linda de ninguna fiesta. Puedo llegar a competir y con altas chances como la más copada, nada más. Asique me relajé. De ninguna manera podía existir el error de que semejante bombón reparase en mi presencia por lo que no corría ningún peligro. Nos estábamos haciendo una variedad bastante monótona de fotos absurdas cuando sentí una mano en mi cintura.

-Ahora le toca una conmigo.

Miré a mi costado y ví sus enormes pectorales. Levanté la mirada veinte centímetros...¡ Y ahí estaba el bombón pretendiendo una foto conmigo! En una milésima de segundo me pusé colorada, se me erizaron los pelos además de otras cosas y pensé por qué carajo no haré mas abdominales. Mi amiga, de los nervios, no podía hacer foco.

-Bueno. Salió un poco movida.- Nos dijo.

-Sacá otra. O cien, si querés. Me puedo quedar acá toda la noche.- Respondió.

¡Aleyuya! Del mismísimo cielo bajó el sonido celestial directo a mí. Éste era mío. Naturalmente terminé fagocitando su presencia con mi actitud y entendió de forma clara pero inconsciente que irse conmigo de esa fiesta sería una decisión muy acertada.

-Me gustaría invitarte a desayunar a casa, ¿qué pensás?

-Que ojalá el café sea de filtro.

Nos fuímos a su departamento. El órden y la higiene hablaban de un estructurado. Un tipo que vive solo no es ni cerca tan pulcro, salvo que su madre vaya todas las mañanas a meter las narices, pero no parecía ser el caso de éste. Besaba bien. Nunca supe si fue torpe para desvestirme o el jean me quedaba demasiado apretado. Él se sacó la ropa solito. Era para aplaudirlo de pie. Definitivamente los cosmos se habían copado conmigo. Faltaba que se supiera el Kama Sutra de principio a fin y me lo llevaba de los pelos al registro civil.

Me dispuse a acomodarme como para disfrutar de un show imperdible. Debo haber tardado mucho. En acomodarme, digo, porque cuando terminé de empuñar mi cuchillo y tenedor, el muchacho se desplomó encima mío.

-¡Estuvo buenísimo!- suspiró.

-¿Qué cosa?

-Cómo lo hicimos... Sos divina.- Y se fue meneando la manzana que tenía por culo hasta el baño.

¡¿Cómo lo hicimos?! ¿Como hicimos qué? ¡Cómo lo hizo, habrá querido decir porque yo no me enteré de nada! Cuatro minutos habían transcurrido en el radio reloj de su mesita de luz desde que entramos a la habitación hasta su precoz "Estuvo buenísimo". ¡CUATRO! Sentí ganas de llorar. Más rápido que inmediatamente era. Hasta los recreos, que siempre nos parecieron cortos, duraban más que este pibe.

La belleza es definitivamente un concepto muy subjetivo. La ley de compensación mostró su mayor exponente. Él estaba creído que habíamos hecho algo. Yo, buscaba por todos lados un botón que lo conviertiera en pizza.

domingo, 24 de julio de 2011

INCOMUNICADOS

Mi abuela cumplió ochenta años. Una suma aunque mas no sea considerable. De estos, sesenta y dos lleva en compañía de mi abuelo. En tiempos donde pareciera que estamos todos desencontrados, no puedo evitar detenerme a pensar cuál será la estrategia correcta para envejecer con aquel buen mozo devenido a mesero con el que nos casaremos, con suerte, alguna vez. A pesar de que ellos se llevan como perro y gato, en momentos donde las papas queman, están codo a codo acompañándose.

Mis padres por el contrario solo pudieron sumar veinticinco a la causa común y hace cuatro que decidieron tirar la toalla para probar suerte con otros "papis" y "mamis". Son felices, pero cada uno por su lado. De hecho, no llegaron siquiera a casarse.

Entonces pienso ¿Qué esperanza queda para nosotros? Contemporáneos que intentamos salvar al moribundo y agónico pensamiento de " y vivieron felices por siempre". ¿No hay chances? ¿Tendrá nuestra generación posibilidades de revivir la historia de mis abuelos? Me planto acá mismo. Te hago un piquete y te quemo una docena de gomas. Te corto la Martínez de Hoz justo donde intercepta con Juan B. Justo y no te dejo ni comprar sweaters, ni comer en el puerto, ni visitar la Fragata Libertad, ni mierda.

Pongamónos las pilas, loco. ¿por qué no apostamos un poquito más? Empecemos por lo básico: cambiemos los mensajitos de texto por la voz. Abajo los emoticones, arriba los besos y abrazos. Menos mail y más carta de puño y letra. Poco virtual y mucho real.

Yo sé que los tiempos cambiaron, pero la pregunta es ¿fue para mejor?. No quiero ni pensar qué será de nuestro hijos el día de mañana si es que llegamos a tenerlos. ¿No voy a tener nietos para malcriar? Paremos la pelota. Sí y lo digo yo. La misma que a falta de un blog para despotricar en contra de hombres, ahora abrió otro para despotricar en contra de la sociedad. Pero me hago cargo. De verdad. No soy una histérica ni una mal garchada como muchos piensan, bueno algunas veces lo fuí. Pero no ahora. Está bien, ya sé que escribir sobre malas experiencias sexuales le mete miedo a los hombres, que ninguno quiere verse reflejado. Pero aprendan a tratar a las minas, acepto que conmigo no se la van a llevar de arriba y no me creo la mejor de todas ni mucho menos, a más de uno dejé de garpe seguro.

Pero sigo apostando al contacto. A decir las cosas face to face y mirando a los ojos aunque no sean correspondidas. Tengo mas años de novia que de soltera. Pensé más veces en casarme que en separarme. Quiero abrazos, quiero hijos, nietos. Y de ser posible, quiero conocer un tipo que me vuele la cabeza y que me den ganas de envejecer con él, a pesar de todo. Y no soy la única. Conozco muchos hombres, SÍ HOMBRES, que piensan y sienten como yo. Y hablo por ellos también.

Cortemos con la pavada. Dejemos de googlear a las personas y chusmearle las fotos para creer que con eso los estaríamos conociendo. Volvamos a la era de la no comunicación a ver si de una vez por todas, empezamos a comunicarnos.

martes, 19 de julio de 2011

EL AMOR NO ES CIEGO... ES MIOPE

Siempre por arte de magia, cuestiones del destino o simple mala leche, llegué temprano. Pero no hablo de ser puntual sino de ser descubierta por el género masculino. Siempre (casi siempre), se enamoraron de mí a destiempo, no días o semanas sino meses o incluso años. Y eso no sería lo terrible de la situación. Lo pésimo, de muy mal gusto, es que las ingenien para hacérmelo saber. Para que me entere de que finalmente se les cayó el parche del ojo, les funcionó el desempañador de las gafas de sol y descubrieron en mí, un gran potencial para el amor. TARDE

Es terrible porque ya superaste el trauma de ser rechazada, te cambiaste tres veces el color de pelo, viajaste de mochilera al norte, plantaste un árbol y trabajaste como voluntaria para la cruz roja, cuando un día suena tu teléfono, recibís un mail o te declaran por chat (porque nunca te van a decir algo así en la cara) que se enamoraron de vos o que lo estuvieron hasta no hace mucho tiempo.

¡¡¡¡Holaaaaa!!!! ¿Qué les hace pensar a los hombres que nos interesa darnos por aludidas con semejante declaraciones? Te la debo. Pero en lo que va de mi corta experiencia en asuntos sentimentales, me han hecho mas declaraciones de amor a destiempo que en el momento oportuno.

Y ahí estamos nosotras, recibiendo con delay halagos y piropos redundantes que no conducen a ningún otro sitio más que a la nostalgia de lo que pudo haber sido. Pensando en que la misión está cumplida, lo logramos, pero tarde. Cuando ya dimos vuelta la página, pasamos a otro tema y nos bajamos íntegro el contenido de nuestra heladera con freezer.

Todo bien, chicos. Pero no. No da. Sí, ya sé que nunca es tarde. ¡Claro que me acuerdo de cuánto nos divertíamos estando juntos! Por supuesto que te quería. No... no sos un boludo, tranquilo. Sí, sigo sola. Sí, soltera, no todos nos acomodamos tan rápido como vos. Bueno, perdón, pero si insistis con la misma pregunta... Bueno, nunca se está del todo solo, no exageres. Me estoy viendo con alguien. ¡Ah! Te molesta. ¿Es una escena de celos? ¿Me estás celando? ¡Que te importa si lo quiero! ¿Qué si estoy tan linda como siempre? Nah... ESTOY MUCHO MEJOR. ¿La semana que viene? No creo. Me estaría yendo de viaje. ¿Dónde? A la India a vivir cuatro meses en una tienda de campaña. ¿Qué estoy rara? Distinta, perdón, distinta. NO. Quizá el que cambió sos vos. YO SOY LA MISMA DE SIEMPRE.

El ego, agradecido. El resto, bien gracias. Y sí. El amor no es ciego, es miope. Pero el tren, a veces, pasa una sola vez.

Diganme ustedes, amiguitos míos, si a veces es mejor no enterarse de estas cosas cuando ya no hay nada que hacer

lunes, 18 de julio de 2011

¿CUANDO ES EL DÍA DEL CONOCIDO?

Yo no tengo muchos amigos. En todo caso tendré un millón y medio de conocidos. No es una queja, eh. No señor! Seré cuanto mucho responsable cuasi absoluta de este resultado. El problema es que soy una ermitaña. Para mí un grupo son dos personas, tres ya son multitud. Y soy una antimultitudes.

No soporto a la gente que desesperada envía una cadena de mail suplicando casi con obsesiva compulsión que se le confirme cuántos van a ser efectivamente los que asistan a tal o cual reunión, para definir en base a eso y con la mayor antelación posible, dónde hacer la reserva para tal celebración. Celebrar qué? Qué alguien tuvo la comercial idea de ponerle un día conmemorativo a un sentimiento que es cotidiano? Que se yo si de acá a tres días voy a tener ganas de comer carne, pasta o pescado. O estaré a dieta y de mal humor.

A ver. Comencemos por definir la palabra amistad. ¿Un amigo es aquel que me conoce hace años, me acepta como soy y sabe todo de mí o puede ser también el trapito de la cuadra donde cada vez que estacionas el auto te dice: "Eh, amigo, a la vuelta son cinco pesito"? ¿ Es aquel en el que puedo confiar cualquier cosa de mi vida o pueden ser también los chongos que frente a otras personas me presentarían como su "amiga"? ¿Un amigo tiene que tener cierta cantidad de tiempo mínima para ser considerado como tal o puedo decirle amigo a un perfecto desconocido con el que me puedo pasar horas y horas conversando de la vida y confiándole sentimientos íntimos sin saber ni qué día cumple años?

Si un amigo es lo primero lamento informarles, mis queridos, que van a perder el tiempo yendo a comer con otras veinte personas con las que posiblemente en otro día del calendario, no se sentarían ni a tomar un café. Si es lo segundo, entonces vayan en paz. Para mí, es un poco y un poco.

Yo no quiero tener un millón de amigos como Roberto Carlos. No los necesito. Quiero tener amigos de tanto en tanto. Que vengan, se vayan y los que quieran que se queden. Que cada etapa de la vida esté sujeta a cierta clase de amigos con los que posiblemente me relacione de maravillas en ese momento y una vez fuera, ya no nos necesitemos. Y que todo aquel que tenga ganas de sentirse mi amigo que lo haga. Sin temores. A veces me siento mas identificada con extraños que aparecen y se van de mi vida en cuestión de segundos que con personas que me conocen desde siempre.

Y tampoco quiero salir a comer cuando alguien me lo impone porque económicamente le resulta redituable. No quiero sentarme en la misma mesa que gente que no me soporta o que no soporto sólo porque si hacemos bulto es mas divertido. Quiero mirar a los ojos a esas pocas personas que me reconcilian con el mundo. El día que sea, en el momento que sea. Y exprimirlas, saborearlas, abrazarlas y discutirles tanto como pueda. De a una. Con tiempo. Sin grandes banquetes y sonidos de por medio. Y en cualquier momento de la vida.

Al trapito de la cuadra; al colectivero que me lleva y trae sana y salva aún si no tengo monedas para pagarle; al del kiosco de la esquina que ya sabe qué cigarrillos fumo, cuánto le cargo a la tarjeta y qué caramelos le voy a pedir; a los barman de los bares donde me emborracho y termino contando historias de desamor; a la gordita del mercado que me fía sabiendo que no voy a estafarla; a las almas solitarias que vagan por los chat regalándome largas charlas de melancolía, por todos ellos voy a brindar este "Día del amigo". Personas que forman parte de mi vida, mi rutina. Amigos de a ratos. Y por los de siempre, claro.

Este miércoles, quizá, me vaya de bares a dejar que el azar determine con quién compartir el día, la noche. Me siente a observar a las personas y encuentre buenas historias para contar -quién no soporta a quién, cuál le quiere dar masa a tal-, me consiga el novio que mi mamá tanto quiere que tenga o me emborrache sola, patética como siempre y termine pensando por qué mierda no habré aceptado ir a alguno de los lugares donde nadie, todavía, me invitó a ir. ¿Quién sabe?

domingo, 10 de julio de 2011

MI PRÍNCIPE ES CUADRILLÉ

Quiero desmitificar al príncipe azul. Que se lo coma el dragón devenido a perro maloliente que garronea las bolsas de basura. Que el caballo se retobe y lo haga derrapar sobre la granza. Que los pantalones le queden chicos de tanto comer asado y se le vea la raya del culo cual gomero de barrio. Desde Disney hasta Echarri nos vienen haciendo creer la historia de que nos espera al final del túnel, un campo floreado con nuestro hombre pulcro y perfumado sosteniendo un ramo de rosas blancas, para sacarnos de la miseria de la soledad y llevarnos a vivir al castillo donde los pájaros cantan ópera y los vestidos nos quitan diez centímetros de cintura.

Basta de mentiras! Los príncipes azules no existen. No quiero un Gabriel Corrado, Gustavo Bermudez ni un Raúl Taibo. Nada de eso. Prefiero a Shrek millones de kilómetros antes que al Príncipe Encantador con su melena rubia y sus labios de gloss. Yo no soy Cenicienta, Blancanieves ni mucho menos una Barbie para esperar que me llame por teléfono Kent, que dicho sea de paso, se anda rumoreando por los pasillos de los bailes reales que tiene un affaire con los siete enanitos.




Quiero un hombre real con igual o mas miedos que yo de enamorarse. Que no tenga temor al ridículo ni crea que ser maduro implica ser aburrido. Que cuando mire fútbol se olvide de que existo. Que me bese mucho y no que me meta la lengua solo tres minutos antes de empezar a sacarme la ropa. Que esté cansado y se ponga de malhumor si insisto siempre con las mismas pavadas. Que mire culos por la calle. Que sea tan animal como para tirarse encima mío cuando salgo de la ducha envuelta en un toallón y que una mala depilación no sea impedimento para tocarme. Que trate de serme fiel tanto como pueda.

Y no quiero que me haga el amor. Mas bien quiero que me garche. ¿Qué eso de "hacer el amor"? ¿Comemos con amor o con hambre? ¿Dormimos con amor o con sueño? No quiero que me haga el amor en la cama, ahí que me haga de todo menos eso. Y que no piense que la cama es el único lugar donde dos personas pueden desvestirse. Que el amor intentemos construirlo juntos con respeto, cariño, con días buenos y malos, con encuentros y desencuentros. Que no tengamos una vida color de rosa. Que sea del color que se nos ocurra, que tenga un colage, incluso flores, brillantina o lunares. Y que nos aceptemos como somos. No quiero sentir la presión de tener que ser siempre perfecta ni quiero que él lo sea. Pero sí creernos la idea que todo comienza y termina en nuestro abrazo.

El príncipe azul no existe. Como mucho existirá algún hombre que encaje mas o menos con una de nosotras y vicerversa. No tiene que repetirse, no tiene que haber una fórmula preestablecida. Me alcanza con que a mí me guste y con gustarle. No tiene que parecerse al de ninguna otra para creer que puede funcionar.

Puede tardar el tiempo que quiera en venir a buscarme y también puedo ir yo a su encuentro. No pretendo bombos, platillos, trompetas ni fuegos artificiales. Con que me diga "¿Vamos a tomar algo?" es más que suficiente. Pero mientras tanto, hasta que se digne a venir por mí, seguiré besando sapos.

¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD?

¡No puedo creerlo todavía! Bastó que sonara mi celular y alguien me dijera que se encontraba precisamente a tu lado para que mi reloj se detuviera en ese instante. Me fuí directo a tu encuentro enceguecida ante la idea de saber que podía volver a verte, así de repente, de casualidad, sin planearlo pero habiéndolo soñado tantas veces.

Entre el tumulto de gente empujé más con el corazón que con el cuerpo para llegar hasta ahí, donde estabas hermoso, perfecto, tranquilo, relajado, siempre cordial y respetuoso con todo aquel que se te acercara. Y mi pecho se oprimió con fuerza. Quise mostrarme tranquila, natural, pero no estoy segura de haberlo conseguido.

Esperé mi momento. Siempre llega el momento de uno. Hay que saber qué hacer. Yo no sabía qué hacer con mi momento. Pero estaba, llegaría, sólo debía esperar. Agradecida de que por un segundo te liberaran para dejar que te sintiera también un poco mío, me acerqué a vos, te miré fijo y sólo se me ocurrió invitarte otro trago igual al que se estaba terminando en tu vaso. Sonreíste. Aceptaste.

Caminé hasta la barra para conceder rápidamente tu deseo. Sabía que debía darme prisa. Que en breve todo se terminaría y alguien, que no era yo, daría fin a esa noche como yo hubiese querido hacerlo. Volví hasta vos para dártelo en mano y brindar por mí, por vos, por nosotros, por ese encuentro inesperado e increíble, por haber cambiado mi vida, mi noche. Aunque hoy ya me hayas olvidado, aunque nunca recuerdes mi nombre, aunque no sea yo ( por más que lo desee con el alma) el motivo por el cuál te encontrabas ahí, acá, en este lugar del mundo donde jamás pensé que estarías.

Me senté, me paré, me volví a sentar, a parar... Te hubiese dicho todo lo que me produce verte, todo lo que movilizas en mí, pero para vos es más de lo mismo. No valía la pena hacerlo. Los sentimientos, en ocasiones, tienen más valor cuando uno los guarda en sí mismo y no los ventila ante quien no está interesado en conocerlos.

Paradójicamente regresó el que era tu motivo para que decidiera irse el que empezaba a ser el mío. Para que decidieras irte. Me quedé inmóvil observando como juntabas tus cosas para tomar el rumbo en dirección a un sitio que desconozco.

Pensé en tantas cosas... Pero entiendo que las oportunidades son así, que si uno tuviese la posibilidad de acomodarlas a su antojo entonces dejarían de ser oportunidades. Las casualidades mutarían a causalidades. Por eso no reniego de mi oportunidad de verte. Por eso agradezco ese bendito mensaje casual que fuera el causal de nuestro encuentro.

Empezaste a caminar hacia la salida para dejar en ese patio un espacio ínfimo comparado con el que dejabas en mí. Te frenaste. Me miraste. Demoraste la marcha de quienes te acompañaban. Te acercaste para agradecerme y me diste un beso. Te fuiste. Y con vos se fue también una parte mía que por alguna extraña razón te pertenece.

Sigo brindando a tu salud y, como me dijiste alguna vez, por los días de vendrán...

sábado, 9 de julio de 2011

LA MUJER SINCERICIDA

Sale sola porque reconoce en este hábito un mágico sentimiento de incertidumbre. La idea de que todo puede pasar.

Ella es una chica, diríamos, llamativa. Su belleza no pasa tanto por su físico sino por la forma digna en que sabe llevar los atributos que la naturaleza le dió. Tiene la capacidad de entrar en un lugar y lograr que los hombres reparen en su presencia, la miren. Asume este rol con gracia y naturalidad, le divierte entender lo básico de la conducta masculina.

Puede anticipar con exactitud el momento en qué alguien se le va a acercar para hacerle preguntas de manual. Trata de ser cordial pero concreta, contraataca con suficiente carácter como para asustarlos y lograr que no la molesten. No le gustan los tipos que no saben defenderse de una boca filosa y ocurrente, que piensan que los pechos, la cola, los tacos, el maquillaje y el pelo largo no le dejan más lugar para pensar en otras cosas.

Se alía con personas espontáneas, divertidas, que la hagan reir genuinamente. Baila mucho de manera bizarra pero lo alterna con pasos estudiados, sensuales y escandalosos cuando el cerebro le entra en corto y la música se le inyecta en las venas. Pierde el juicio y los prejuicios con el paso de las horas y los vasos y comienza a manejarse como si estuviera sola, no repara en que está en un lugar público y no le inmuta la idea de ser observada por el resto. Desparrama sonrisas, revolea los pelos como si estuvieran de oferta.

El resto de las mujeres la miran indignadas. Se burlan de ella y la critican. Susurran a su paso y le regalan falsas sonrisas de camaradería que esconden oscuros sentimientos de recelo. Pero ella pasa de todo. Sabe que la noche es así, son las reglas del juego. Nadie ve mas allá del maquillaje, los brillos, el gel capilar y los perfumes importados.

Yo la conozco y admiro su personalidad por más chocante que pueda parecerme en ocasiones. Porque ella es así. No finge, no actúa, no promete, no le debe nada a nadie, no le importa lo que piensen quienes no la conocen. Sí puedo decir que tiene una virtud/defecto importante: el sincericidio.

Va por la vida diciendo lo que se ocurre sin filtrar mucha información. Dudo que esto se deba a que no piense antes de abrir la boca. Simplemente escupe sus verdades con total naturalidad y desparpajo. Digo que es una virtud /defecto porque la he visto conseguir grandes resultados como dolores de cabeza. Sus síntomas se agravan con la ingesta de alcohol. Se autoboicotea, se censura, se hostiga cuando descubre que omitir ciertas palabras puede ser provechoso para ella. Entiende que decir siempre la verdad puede ser peligroso pero no conoce otra forma de vivir.

Es una sincericida como pocas y a veces sufro por ella. Pero la banco.

jueves, 7 de julio de 2011

FIN DE LA ALIANZA

Llevaba puesta la alianza que me regaló cuando nos comprometimos hace siete años. Dos años y medio pasaron desde que nos separamos y seis meses desde que dejamos de vernos. Sin embargo todavía esperaba inconscientemente que ocurriera el milagro; que cambiara su estilo de vida y volviera a buscarme. Deseo seguir creyendo que el amor debiera de ser un motivo más que suficiente para vencer cualquier obstáculo. Dejé de amarlo hace mucho tiempo pero le habría dado otra oportunidad si me desmotraba con hechos lo que me prometió hasta el hartazgo con palabras. Esta alianza era para mí como un tatuaje temporal. Representaba mi unión con él y me recordaba cosas que quiero y cosas que no quiero volver a vivir. Un ejercicio de memoria constante y la sensación de que aún me preocupaba protegerlo, ayudarlo.

Entré a la terminal y caminando por las plataformas, lo encontré:

-¡Ey! ¿Qué haces?

-Hola. Acabo de escucharte en la radio, bardeaste lindo a mi vieja y a mi abuela.

-Represento a una mayoría. Me extraña que creas que en verdad pienso así.

-Te estoy jodiendo, gorda. Me gustó mucho tu columna. ¿Qué haces por acá?¿Cómo estás?

-Vine a despedir a Vani que se va a Bariloche. Estoy bien ¿y vos?

-¡Bárbaro! Estoy de novio hace dos meses.

-No me digas nada, ya están viviendo juntos...

-Casi. En eso estamos.

-No se por qué no me extraña.

Conservo con mis ex una especie de camaradería que no llega a ser amistad pero que nos permite saludarnos afectuosamente, sin necesidad de mirar para otro lado si la casualidad nos convoca.

Me quedé mirándolo con sorpresivo desconcierto. Nunca entendí por qué las mujeres escondemos con morbo la egoísta sensación de querer marcar a nuestros ex como los veterinarios lo hacen a las vacas. Dejar nuestro sello distintivo y que éste sea visible tanto para toda chiruza que se les acerque como para que ellos nos recuerden a menudo.

Y sentí ganas de hacerle mil preguntas como si el haber vivido juntos, me diera derecho a interrogarlo mitad con nostalgia de mujer mitad con temores de madre.
¿Sos felíz? ¿Estás enamorado? ¿Sabe cocinar aunque sea un arroz? ¿Sabe cuántas cucharadas de azúcar te gustan en el té? ¿Es mas linda que yo? ¿Ya le presentaste a tu hija? ¿Tiene hijos? ¿La mirás como lo hacías a mí? ¿Tu familia la conoce? ¿La aceptan?

Me alegra haber madurado y que en ocasiones mi cerebro funcione más rápido y mejor que mi boca.

-¡Qué bueno! Me alegro mucho por vos y te deseo que sean muy felices.

-Gracias, Daf. Dame un abrazo. Mandale un saludo a toda tu familia.

Y así sellamos nuestra despedida.

-¡Boluda, me acabo de cruzar con mi ex!¿Podés creerlo?

-¿En serio? ¿Y qué te dijo?

-Que está de novio, entre otras cosas.

-Mirá vos... Bueno, bien.

-Sí obvio, me alegra por él.

Hoy decidí sacarme la alianza que me acompañó durante tantos años y me mantenía unida a su recuerdo. Rompo los lazos que quedaban para liberarme y le dedico este triunfo a todos los que me hostigaban, pedían y recomendaban que lo hiciera. Se los prometí y hoy les cumplo, fiel como siempre a mis sentimientos y cuando se me canta el culo hacerlo.

¿Quién les dice?, a lo mejor ahora sí me llegue el turno a mí, después de todo, ya estoy lista para comenzar de nuevo.

¿Alguna vez te pasó darte cuenta que cerrás definitivamente un proceso de tu vida?¿No es maravilloso sentir que estás listo para volver a enamorarte?