sábado, 18 de junio de 2011

HOY CONOCÍ AL NUEVO AMOR DE MI VIDA

-Qué nochecita... Nunca un mensaje para avisar que no venís a dormir, que estas viva, bien. ¿Es mucho pedir?

-No rompas las bolas, ma. Tengo un redoblante adentro del coco.

-Dale, preparate que ya nos vienen a buscar.

Salí sola otra vez. ¡Cuánto hace que no lo hacía!. Tenía y quería hacerle el aguante a la banda de unos conocidos que me caen muy bien, en el lanzamiento de su primer disco. Y tenía, posiblemente, otro gran motivo por el cual asistir al evento. Me conseguí una banqueta y una birra bien fría. O dos. O tres. No había cenado y cuando quise percatarme de ese detalle estaba totalmente en pedo. Hablando con quien se me acercara. Riendome y tambaleando con elegancia y frustrada sensualidad en dirección al baño. El motivo apareció, se emborrachó conmigo y nos reímos de cualquier ocurrencia oportuna. Me invitó a uno de esos telos que me encantan.

Que lindos son los telos. Cuanto hace que no iba a uno. Me gustan particularmente los que no tienen crisis de identidad y ya asumieron con dignidad que lo son. Espejos por las cuatro esquinas, hidromasajes, camas redondas, caballitos del amor, luces de todos colores. Esos que tienen colchones para contar historias de todo tipo: de amantes, de borrachos, de enamorados. Esos que al prender la tele te muestran un primer plano de cómo hacerle un peteco Carabajal al negro senegales que, por ser acreedor de una Magnum 44, se salvó de vender platería en las playas del sur, en las temporadas de verano. Esos en los que, apenas abrís la puerta, podés dejar el pudor y la piel de los prejuicios colgada al lado de la campera, y ponerte en la de otros, entrar en personaje. Esos telos me encantan.

Llegué a casa despeinada, felíz y con un dolor de cabeza insoportable. Y tenía que asistir, como el protocolo familiar lo indica, al cumpleaños de cinco de mi sobrino. Ya nos venían a buscar y yo estaba mas radioactiva que Japón. No me dejaron ni bañarme.

-Conseguime un alikal aunque sea.

Entramos al salón de fiestas infantiles y estaba sonando el sapo Pepe, Pipo Pescador, Topa y no se cuantos otros hitazos mas del Disney Channel. Yo me quería inmolar, pegarme un tiro en las bolas o encerrarme en el baño de "nenas" a desprenderme de todo lo que me estaba haciendo daño. No me pude sacar la campera, el cinto de tachas, mucho menos el maquillaje corrido y, menos que menos, la cara de reviente.

-Sprite. Traeme Sprite.

En menos de media hora me encontré rodeada de niños con voces chillonas, que insisten en decir cuarenta veces lo mismo sin tomar aire, hasta ser escuchados. Con minis "Panam" disfrazadas de princesas que te piden que las lleves a hacer pis. Con globos, piñata, pelotero, inflable. Con los sandwiches de miga que tanto me gustan. Pero yo no podía procesar información, ni darla. Me hicieron preguntas que no pude responder. Estaba odiada. Quiero mi cama, ¡ya!.

Estuve a punto de entrar en un colapso nervioso cuando el ibuprofeno decidió hacerse cargo de mi resaca pesada y traicionera, y una de las animadoras me presentó al futuro amor de mi vida. Se me pasó todo. De pronto, de golpe. Así sin más, renací. Lo miré y entendí que somos el uno para el otro. Morocho, prolijo, moderno, tan simple como sofisticado. Nos miramos mutuamente con profunda admiración, fue amor a primera vista. Tanto conectamos que sobraron las palabras. Lo amo, lo quiero todito para mí, tenerlo y disfrutarlo cada vez que se me antoje, abusarme de él sin ningún tipo de piedad ni clemencia, quiero que me haga bailar en su compañía.

Me fuí de la fiesta sintiendome mejor que cuando entré, atraída por su presencia irresistible, enamorada perdidamente. Con la promesa de volver a vernos quizá en otro lado, dentro de otro contexto. De divertirnos juntos, de compartir momentos, de hacernos mutua compañía. Me dijeron que lo encuentro en Carrefour, en la sección de electrónica, que ahí puedo dar con él. Poseerlo.

XBox, no voy a parar hasta que seas mío, esta semana , me dijeron, estás de oferta.

Pasé de los espejos en el techo al Sapo Pepe sin escalas. A la fiesta asistimos: yo, una resaca pesada, un intenso recuerdo de anoche, todos sus olores y los míos. Pero, para mi sorpresa, conocí al futuro amor de mi vida. Este finde viene bastannnnnnte interesante.

5 comentarios:

  1. Finde largo pequeña, todo puede pasar

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  2. Me tenteee Me tenteeeee y tengo que atender el fono!!!!!

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  3. En el momento y en el lugar menos esperado...lo encontraste sin buscarlo.

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  4. yo quiero ese cuniado cerca!!!!!!!!!!!! (no tengo enie) vamos titina abrime las importaciones q no se consigue.....

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  5. Claro, todo puede pasar.... Nati!!! Genia! Que bueno que te rías, es re lindo cuando al otro lado del teléfono se escucha a alguien de buen humor. Gerardo: pero es una consola de videos juegos.... Loli: te juego el del baile, no es por nada, pero te pinto la cara, te pinto.

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