domingo, 11 de mayo de 2025

EL AMOR EN TIEMPOS DE SCROLLEO

Cuarenta. Cuarenta años. Cuatro décadas. El pelo lleno de canas, dos vermús y un buen polvo de nostalgia. Así me encuentro: a punto de cumplir 40 en enero, ese mes en el que todo el mundo está de vacaciones y nadie te viene a saludar porque están muy ocupados con la arena, el sol y el "nos vemos a la vuelta". 

Spoiler: de chica tampoco venían. Cumpleaños en enero es sinónimo de piñata vacía y amigas en la costa. Paradigmas que una arrastra hasta el presente, como el flequillo mal cortado o el amor por los hombres emocionalmente no disponibles. 

 Y sin embargo, acá estoy: con casi 40 encima y con una idea absurda, maravillosa y fuera de época… quiero volver a enamorarme. Sí, dije enamorarme. Esa cosa cursi, arriesgada y cada vez menos común. Tan vintage e incómodo, que no sabés si te va a dejar el corazón hecho una remera vieja que solo sirve para limpiar vidrios o si va a terminar en una historia digna de contarle al mundo. 

Lo sé, lo sé… Enamorarse hoy es casi como usar pantalones de corderoy: incómodo, pasado de moda y poco práctico. Pero a mí me late. Me late fuerte (estamos hablando del corazón, no?) Porque vamos a decir la verdad: Tinder me parece un supermercado del sexo mediocre. Una góndola infinita de perfiles que prometen mucho y entregan poco. La mesa de saldos en oferta. Y lo peor: sin devolución. Si la cita fue un desastre, te la tragas (estamos hablando de la cita, verdad?) como si hubieras comprado un yogur vencido. Mala suerte. 

 Así que pensé… ¿y si hacemos una app como Google Maps, pero de personas? ¡Una donde puedas dejar reseñas de tus citas! “Martín, 3 estrellas. Buen mozo pero habló de su ex toda la noche.” “Pablo, 4 estrellas. Ríe con ganas, pero llegó 45 minutos tarde y no pidió disculpas.” Algo útil, con comentarios reales. Con fotos si hace falta. Con puntuación en “beso”, “charla” y “nivel de trauma no resuelto”. Una app así me haría sentir más conforme. O al menos sabría a qué atenerme antes de invertir en depilarme las piernas y elegir bombacha linda “por si acaso”. 

 Cumplo 40 en enero, sí. Pero por primera vez, no me pesa. Porque tengo ganas de algo real. No busco fuego artificial, busco brasita constante. Alguien que no me quiera convencer de nada, que simplemente quiera quedarse. A reír, a tomar un malbec hablando de música o proyectos inconclusos, a contar historias que no estén curadas con filtro de Instagram. Aunque ya no esté de moda, yo sigo creyendo en el amor. En el ridículo, en el que te pone nerviosa sin razón. En el que te hace pensar “¿y si esta vez sí?” 

 Y si no, bueno… siempre puedo emprender con la app. Porque al final, lo único que nunca pasa de moda es el deseo de que alguien te mire como si fueras el último trago de esa sidra bien fría, en alguna veredita del barrio, un 14 de enero con 27 grados.

2 comentarios:

  1. no hay sensación mas linda que la de descubrir en ojos ajenos el deseo que les provocamos.

    ResponderEliminar