domingo, 18 de septiembre de 2011

MANUELITA VIVIÓ EN FOZ DE IGUAZÚ

Lo fiché mientras tomaba sol al costado de la pileta. El estaba de vacaciones en familia y, posiblemente, la molesta que lo acosaba bien podría haber sido su novia.Era mi último día en Cataratas. Contra todo pronóstico familiar me fuí sola de vacaciones una semana. La única chica que también había viajado sola, no tuvo mejor idea que pasarse los tres días finales encamada con el coordinador. Yo, esperaba que el lungo ese reparara en mi persona. Y me iluminé.

Me fuí al supermercado y cargué el chango con diez botellas de cachaza, cinco kilos de limas y dos de azúcar. Directo al hotel a decirle a todos incluído el garchable mi idea de celebrar una velada de despedida.

El rubio, su hermano y la dudosa, aceptaron. Bingo! La primera parte de mi plan estaría funcionando. Después de la cena nos encontramos todos en el bar al costado de la pileta y nos pusimos a preparar los tragos mientras nos presentábamos. La gorda no era la novia sino la hermana y el rubio, para mi sorpresa, vivía con su familia en Mar del Plata. Quizá la suerte estaba de mi lado.

Me senté junto a él y me cansé de coquetearlo toda la noche. Alguien hizo circular un faso por la ronda que no hizo más que agudizarme el cuadro. Cuadro que interpretó de inmediato.

-Che, se acabó la cachaza. Voy a buscar a la habitación.- dije con la obviedad que me caracteriza.

-Te acompaño, querés?- apresuró.

-Dale.

Entramos y me alzó a caballito. El vestido no hizo otra cosa que permitirme sentirlo al palo. El milagro estaba sucediendo, luego de una semana de pensar por qué carajo no había elegido Camboriú, de pronto estaba trepada a un chongazo, fumada y totalmete en pedo, dispuesta a cerrar el viaje dignamente.

-Quedemonos acá. No bajemos.- me dijo mientras me besaba toda.

- Pará... Llevemos la botella y subimos.- contesté intentando dilatar una situación que prometía mucho.

Bajamos hasta la pileta pensando sólo en lo que vendría después. Mis ratones a esa altura de la situación estaban corriendo una maratón en el Hipódromo de Palermo. Me senté en el apoyo de su asiento. Metió la mano a través del vestido y empezó a tocarme disimulada pero insistentemente delante de todos. El sonido celestial se abrió paso de entre los cielos directo a iluminarme.

Seguimos tomando hasta que su cuerpo y mi ansiedad dijeron basta y me lo lleve de prepo a la habitación. Lo empecé a desnudar en el ascensor y le dije hasta la obsenidad mas oscura que podía llegar a imaginarme. Entramos a la habitación, tres camas de una plaza esperaban para ser usadas. Lo tiré en la primera para besarlo del derecho y el revés. Me pasó a la segunda para devolverme las gentilezas. Arrastrados pudimos llegar hasta la tercera. Me tiré encima de él al mejor estilo película porno, lo besé, lo toqué y cuando intenté manotearlo para poner cada cosa en su lugar...

-Disculpame, tomé mucho. No voy a poder.- me dijo. Y se recostó a mi lado.

Veía como todas mis chances se escurrían entre mis manos sin poder hacer nada al respecto. ¿Por qué no me habré quedado cuando me lo pidió.? ¿Por qué cachaza en vez de chocolatada Cindor.? Por qué a mí??!!

"Porque vos intimidás a los hombres" diría mi mamá.

Cierto o no, la cuestión es que ahí me encontraba otra vez sola, con tres camas libres y ni un solo tipo para poder aprovecharlas. Menos mal que de chiquita siempre escuché a María Elena Walsh

2 comentarios:

  1. Como te extrañaba!!!!!!!! no pares!!! jajajaja te quierooooo

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  2. jajajajaajajjajajajajjajajajaja... ya entendi.... muy bueno...

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